Este es mi espacio para la imaginación, Tierno momento de Mike Durand, encontraras cuentos cortos, poemas, cacnciones, Escritos cortos.
jueves, 28 de agosto de 2025
”Tus manos crecerán”
“Buscando tu mirada”
“Buscando tu mirada”
El desayuno comienza otra vez con una atmósfera helada, por
más que la taza de café esté humeante. Ese calor no es suficiente para que,
esta vez, llegues a mirarme.
Te alcanzo el azúcar, con la intención de endulzar tu corazón.
Hoy, también lo tienes endurecido.
Rozo tu mano esperando que sostengas las mías, pero las
apartas abruptamente para coger la mantequilla.
No hago más que agachar la mirada.
Después, me levanto de la mesa, esperando que tus ojos
busquen los míos.
—Ya me tengo que ir —te digo, con una esperanza más de
encontrar tu mirada.
Respondes con las mismas palabras que ayer, las cuales se
han vuelto un eco doloroso en mi cabeza.
—Que te vaya bien... Hoy tampoco estaré en casa.
miércoles, 27 de agosto de 2025
36
lunes, 25 de agosto de 2025
“Justicia para Amarís”
viernes, 22 de agosto de 2025
“Nunca me sueltes”
“El destino tenía tu nombre”
jueves, 21 de agosto de 2025
"Solo quería que me amara"
lunes, 18 de agosto de 2025
Meteoro
“Meteoro”
A los 7 años descubrí el mundo en
el que vivía, no de una forma alegre, si no de una, que al recordarla me llena
de una pena profunda y me persigue desde entonces.
Conocí a mis padres y a mis dos
hermanos a esa edad, yo era el del medio.
Tenía un Pollito de mascota, que
por una mala fortuna fue devorado por un gato callejero que se metió por la
ventana rota de la cocina.
Grité fuerte para asustar al
gato, golpeé con todas mis fuerzas la puerta, pero al malévolo no le importó,
él quería a mi pollito. A través de la ranura vi como corría mi pequeño amigo
aleteando sus diminutas alas y llorando del susto, eso es lo que interprete al
escuchar sus “píos, píos temerosos”. Un silencio abrupto invadió la cocina, Él
gato lo había capturado, sujetándolo del cuello y arrastrándolo a un rincón
oscuro. Solo podía ver la cola del felino moviéndolo de un lado para otro y
escuché en el más cruel de los silencios, el crujir de los huesitos de mi
pequeño pollito.
No pude salvarlo, ya que la
puerta estaba trancada con un cerrojo qué no llegaba a alcanzar. En mi
desesperación mi mente se nublo por completo, no pensé siquiera en buscar
alguna silla para poder llegar a abrirla. Entre los golpes desesperados y mi
corazón en hilo, ya sin fuerzas para gritar, susurré su nombre: “Meteoro”.
Lo siento amigo… lo siento.
Me dolió tanto perderlo, lloré
todo el día. Esa tarde la puerta estaba cerrada, mi mamá me dejó solo en casa y
mis hermanos salieron con mi papá para su cita médica.
Cuando mis padres regresaron a casa,
la escena en la cocina era un desorden total, las gotas de sangre en el piso
mostraban la crueldad del animal, algunas plumas amarillas quedaron flotando en
el aire. El gato había escapado con el resto del cuerpo. No conseguí consuelo
por más intentos amorosos de mis padres.
Al día siguiente mi madre, con la
intención de encontrar alivio a mi pesar, llegó del mercado con un nuevo
pollito…
—Edward, mira, te traje una nueva
mascota. Al ver la sonrisa de mi mamá
buscando en mi mirada alguna muestra de alegría. Grite desconsolado.
—¡Nadie podrá reemplazar a
“Meteoro"! y me encerré en mi cuarto para seguir llorando.
domingo, 17 de agosto de 2025
"El café del recuerdo" A MI MADRE
Fin.
Mike Durand 25/12/2009
miércoles, 13 de agosto de 2025
Te Amo
"Te amo"
Vuelvo a sonreír, vuelvo a ver la
claridad de la vida, vuelvo a sentir mi corazón acelerado. He recuperado
aquellos sentimientos de amor que ya daba por perdidos; la soledad era en ese
momento mi única compañía.
Llegaste a mi vida sin pensarlo,
cuando ya casi estaba perdido, sin dirección y con mi alma vacía. Llegaste
cuando más te necesitaba.
No quería aceptar que necesitaba
un alma gemela que acompañara el rumbo de mi camino. Tu mano, tu sonrisa y tu
paciencia hicieron que mi mundo se convirtiera en lo más maravilloso que he
podido sentir.
Te amo... siempre. Estamos juntos
construyendo nuestra historia. Eres mi guía, eres la luz que necesito, eres el
aliento de mi alma, eres el calor de mi cuerpo, eres el tiempo que marca los
segundos de cada instante en el que crece mi amor por ti. Eres todo lo que
quiero, eres todo lo que necesito.
Hoy seguimos avanzando, dando un
paso más, magnificando nuestro amor, escribiendo en nuestro libro la historia
de amor más bonita que hemos podido sentir.
martes, 12 de agosto de 2025
Dante
Teddy es familia.
caí en sus encantos.
jueves, 7 de agosto de 2025
Decir Te Amo (Cancion)
que existías, un día te encontré y
cambiaste mi vida.
Apareciste como un ángel
cuidándome los pasos, ¿Cómo
agradecerte el calor entre tus brazos?
¿Simplemente decir te Amo?, o
¿Abrigarme en tu regazo?, És, entregarte mi
corazón, estar siempre a tu lado con
tu amor.
Como imaginar la vida sin tus
manos, sin ellas no abría mi tierno
embeleso; que das a mi alma
endulzándome los labios, tu cuerpo y
tus caricias, es mi eterno descanso.
Audio de la cancion
Mike Durand
miércoles, 6 de agosto de 2025
El Cuy y el Cóndor
El Cuy y el Cóndor
En lo alto
de los cielos de Cusco, volaba un cóndor, muy vigilante y observador.
Desde allí, podía ver toda la ciudad de Machu Picchu y a todas las
personas que caminaban por el lugar. De pronto, algo muy pequeño le llamó la
atención. Era un cuy que corría desesperado, escapando de un grupo de
niños que querían atraparlo.
"¡Ya
voy a llegar a mi jaula!", gritaba el cuy. "¡No debí salir, pero
quería esa alfalfa que se le cayó al campesino! ¡Tengo que correr más rápido o
me atraparán!".
"¡Ya
lo vamos a alcanzar!", gritaban los niños. "¡No dejen que se escape!
¡Ya lo tenemos!".
El cuy era
muy rápido, pero los niños también. De pronto, un perrito muy simpático se
atravesó en el camino del cuy y ¡PUM! El pequeño roedor se resbaló y fue
atrapado por uno de los niños.
"¡Lo
tenemos! ¡Lo tenemos!", gritaron los niños. "¿Qué haremos con él
ahora?", preguntó uno de ellos.
Mientras
los niños pensaban qué hacer con el pequeño cuy, el cóndor, desde el cielo,
extendió sus alas y descendió rápidamente hacia los caminos de Machu Picchu. Se
posó en la rama de un árbol y, con sus alas abiertas, creó una sombra que
alcanzó a cubrir al grupo de niños.
"Ustedes
están lastimando al pequeño cuy y eso no está bien", dijo el cóndor.
"Si no lo sueltan ahora, tendré que comerme los zapatos de cada uno de
ustedes".
Al escuchar
hablar al cóndor, los niños soltaron al cuy y se fueron corriendo sin mirar
atrás, asustados por las palabras del ave.
"Gracias,
señor cóndor", dijo el cuy.
"Ve,
pequeño, ve ya a tu jaula y no vuelvas a salir", le aconsejó el cóndor.
"De lo contrario, ya no pensaré en comer zapatos de niños".
viernes, 1 de agosto de 2025
“En la estación del Tren”
“En la estación del Tren”
Llegué a la estación de tren y, de repente, una sensación
extraña me invadió. Como una advertencia silenciosa, la piel se me erizó. Al
levantar la mirada, noté que alguien me estaba observando.
—¿En serio? ¿Me está mirando a mí? —pensé, sintiendo el
calor subir por mi cuello—. No, seguro está mirando a alguien que está detrás.
Giré la cabeza discretamente. Solo había una señora meciendo
a su bebé en brazos. No, definitivamente no era a ella a quien miraba.
Mi corazón empezó a latir con un ritmo irregular. Intenté
convencerme: —Estoy bien. Esto no puede ser cierto—. Respiré hondo y levanté la
vista, lentamente, con la esperanza de que ya estuviera mirando a otro lado.
Pero no. Ahí estaba. Me seguía mirando. Y de pronto, sus
labios se curvaron en una sonrisa. Diablos. Mis músculos faciales se tensaron.
Intenté devolverle la sonrisa, pero no pude. Me quedé paralizado, solo atiné a
sostenerle la mirada. Y justo en ese instante, ella me sonrió de nuevo. No fue
una sonrisa casual, sino una genuina, que le iluminó el rostro.
Era tan hermosa que me costó asimilarlo. Sus ojos, de un
color avellana que brillaban con picardía, contrastaban con sus labios, de un
rojo intenso y natural. Su cabello, de rizos castaños, enmarcaba un rostro
perfecto. —Qué hago? —me pregunté, sintiendo que los nervios me jugaban una
mala pasada. Nunca nadie me había mirado así.
—Ok, ok, la miraré de nuevo, esta vez intentaré sonreír.
Mi mente me ordenaba actuar con normalidad, pero mi cuerpo
no respondía. Mientras la observaba, noté que ella volvió a sonreír y, con un
gesto coqueto, se llevó un mechón de su cabello rizado detrás de la oreja. Y
luego, para mi sorpresa, empezó a caminar hacia mí. ¿Lo está haciendo de
verdad?
Un sudor frío empezó a correr por la palma de mis manos.
¿Qué le digo cuando esté cerca? Mi mente era un caos, un torbellino de
preguntas sin respuesta.
—Solo mírala y espera —me dije.
Se acercaba cada vez más, y con cada paso, su presencia se
hacía más real. Finalmente, se detuvo frente a mí. Pude percibir el suave aroma
de su perfume, una mezcla delicada de vainilla y flores, y el fresco olor de su
cabello. Era simplemente asombrosa.
—Hola —dije, y mi voz salió temblorosa, casi como un
suspiro.
Ella sonrió de nuevo, una sonrisa que alcanzaba sus ojos.
—Hola —respondió con una voz dulce—. Perdona, esto puede sonar un poco raro,
pero no pude evitar mirarte desde que llegaste. Me pareces un chico muy guapo.
La sangre se me subió a la cara. Sentí el sonrojo en mis
mejillas y me apresuré a contestar. —Muchas gracias. Soy Sebastián, o solo
puedes decirme Sebas—. ¿Qué estupidez acabo de decir? Mi respuesta sonó tan
torpe que quise que la tierra me tragara.
—Tienes un nombre bonito, Sebastián —dijo ella, ignorando mi
evidente nerviosismo—. Mi nombre es Melina.
—Gracias, el tuyo también —respondí—. Y todo lo que te
acompaña. Le sonreí de vuelta, y esta vez sentí cómo la sonrisa se formaba de
manera natural. Ella se mordió el labio inferior con una dulzura que me dejó
embelesado.
Estaba tan concentrado en ella que apenas fui consciente del
rugido del tren que se aproximaba, rompiendo el silencio de la estación.
—¿Subirás? —preguntó Melina, señalando el tren que se
detenía frente a nosotros.
Mi mente entró en pánico. —No, la verdad es que estoy
esperando a mi hermano menor —¿Por qué diablos dije eso? Él puede tomar el
siguiente tren.
—Oh, bueno, entonces... tendré que irme —respondió Melina,
su voz con un toque de decepción.
—¡Espera! —grité, el desespero en mi voz era inconfundible—.
Mi hermano puede irse en otro tren.
Melina me miró, y la dulzura en su mirada me desarmó. —No te
preocupes. Sé responsable. Cumple con la obligación de hermano mayor que eres
—dijo, con una voz tan suave que era imposible contradecirla.
Las puertas del tren se abrieron con un chirrido,
invitándola a subir. Ella se dio la vuelta y sacó una tarjeta de su bolsillo.
—Este es mi número de celular —dijo, entregándomela—. Espero
saber de ti pronto. Adiós, Sebastián.
Subió al tren, y yo seguí paralizado, sosteniendo la tarjeta
en mi mano. Recorrí con la mirada el vagón que se alejaba, sintiendo cómo se
llevaba consigo el aroma de Melina. Salí de mi asombro cuando la voz de mi
hermano me sacó de mi ensueño.
—¡Ay caray, por poco y llego alcanzarlo, Sebas! Oye, ¿estás
bien? Te ves perdido —preguntó.
—Ah, ¿qué? Sí, estoy bien —dije, intentando reaccionar.
Miré la tarjeta en mi mano, saqué mi celular y, con el
corazón latiendo a mil, marqué el número. El teléfono empezó a sonar...
—¿Aló? —contestó una voz femenina al otro lado.
—Hola, Melina. Soy Sebastián —dije, respirando hondo y
dejando de lado todo el miedo—. Quería preguntarte si... quisieras tomar un
café conmigo.
Un breve silencio se extendió.
—¿Sí? ¿Me esperas en la siguiente estación? —pregunté, mi
voz temblorosa de la emoción—. ¡Ok! Allá nos vemos, Melina.
Mi hermano, que me miraba sin entender nada, preguntó:
—¿Todo bien, Sebas?
—Sí, hermanito, todo bien —le respondí con una sonrisa que
ya no podía ocultar.
Guardé el celular y tomé la mano de mi hermano. El siguiente
tren llegó, y al subir, una sonrisa tonta se dibujó en mi rostro. No solo iba a
la siguiente estación, sino que iba a encontrarme con alguien que, tal vez,
podría ser la chica de mis sueños.
jueves, 31 de julio de 2025
Cielo e Infierno
Sonrió al verme con la dulzura celestial del cielo. Tomó mi mano y la suavidad de su piel dominó mis sentidos de forma sobrenatural. ¿Dónde me encuentro? ¿Esto es el cielo? ¿Acaso es un ángel quien ha tomado mi mano y guía mi camino?
Si dejarme llevar por ti es la plenitud de todas las sensaciones, entonces soy tu plebeyo, tu esclavo a la pasión que predominas. Cierro los ojos y me siento envuelto en tu cuerpo, arrojado a la suavidad de tus caricias, a la autoridad de tus mandatos, a disposición de cada palabra que sale de tus rojos y suaves labios. El fuego que emerge de tus entrañas quema por completo mi cuerpo, deshaciendo todo de mí, para que después, a tu antojo, lo hagas renacer y juegues nuevamente con él.
Esto ya no es el cielo, ya no eres el ángel que creía. Haces de mí tu placer, el consuelo a tu ansiedad lujuriosa y carnal. Te sirvo superficialmente y no ves mis sentimientos, que desde mi corazón te gritan, te imploran un amor recíproco. Pero tu ceguera materialista abarca todo tu ser y te es difícil abrir tu corazón y dejar que el amor que te propago ingrese en él.
Clandestino
Vive
miércoles, 30 de julio de 2025
Coronavirus, El Rey Malvado
CORONAVIRUS. El Rey malvado.
Había una vez un rey malvado de nombre CORONAVIRUS. Su aspecto era temible, imponente y enorme. En su cabeza llevaba una corona que marcaba sus batallas ganadas, y alrededor de su cuerpo, pequeñas coronas de color morado danzaban orgullosas.
Este rey, con ansias de expandir su poder de destrucción, decidió viajar por el mundo. Saqueó aldeas, quemó casas, privó de libertad a mucha gente y a cada paso dejó enfermedades incurables. Su maldad lo llevó a cerrar el cielo, asfixiando a casi la mitad del mundo, y no satisfecho con esto, comenzó a robar el alma de la gente.
Terminó destruyendo todo el continente europeo. Sediento de más, eligió Sudamérica y un país en particular captó su interés: Perú.
Perú, consciente de lo sucedido en Europa y de la naturaleza de aquel malvado rey, investigó cómo detenerlo. La gente se preparó: cerraron fronteras, protegieron sus hogares, recolectaron oxígeno y crearon un arma a base de agua y alcohol, a la que llamaron “GEL ANTIBACTERIAL”. Con las armas cargadas, las personas vulnerables a buen resguardo y bien organizados, esperaron en la frontera al malvado rey.
El Rey Coronavirus llegó a la frontera de Perú, dispuesto a cruzar a toda costa. Sin embargo, antes de avanzar, algo lo detuvo. sintió el olor del arma, y esto lo llevó a experimentar, por primera vez, Miedo. Pero su orgullo y sus deseos de más poder hicieron que lo ignorara, así que se lanzó a cruzar.
El temor invadió los corazones de los ciudadanos. Muchos niños, ancianos y mujeres permanecían custodiados bajo las casas. Desde ese rincón, el valor se contagió y el silencio se rompió. “¡No pasarás!” gritaron.
Todo el grupo se unió a los demás cerca de la frontera, empuñando sus armas. Inmediatamente, todos los peruanos dispararon contra el rey. Chorros y chorros de antibacterial caían sobre el cuerpo del malvado. Él luchaba, se resistía, intentaba cerrar el cielo enviando las pequeñas coronas moradas de su cuerpo, pero los niños las detenían, disparando a cada una de ellas. Sin más fuerzas, el rey cayó.
Poco a poco, el rey se desintegraba, expulsando de su cuerpo todas las almas robadas. Estas viajaron hacia lo alto, formando un conjunto de luz blanca. Agradecidas, se despidieron, dejando solo el celeste cielo. Y así, el rey desapareció.
Perú logró detenerlo. Todos gritaron a una sola voz: “¡Lo hicimos!” y se unieron en un abrazo fraternal.
Entre lágrimas y alegrías dejaron un mensaje en el aire puro que ahora se podía respirar:
“Un país unido y organizado puede realizar grandes hazañas.”
Fin.
miércoles, 23 de julio de 2025
"Al Final del Camino, Tú"
"Al Final
del Camino, Tú"
Pienso en ti.
En tu sonrisa
resplandeciente,
en tu voz tan
peculiar y celestial.
En aquellos
ojos grandes que me atrapan,
y de los cuales
nunca quiero escapar.
En tus manos
pequeñas y frágiles
que inspiran la
necesidad de cuidarlas,
de tenerlas entrelazadas
con las mías.
Te extraño a
cada instante.
Hay momentos en
que quisiera,
que el reloj dejara
de avanzar
y así poder ir
donde estés.
Quedarme a tu
lado, abrazarte, besarte…
dejándonos
llevar por lo que sentimos,
por lo que deseamos.
Mi vida es un
laberinto,
hay situaciones
que me abruman.
Pero estando a
tu lado,
todas mis
penumbras desaparecen.
Al verte llegar,
mi corazón se agita
por tenerte
cerca,
por sentir tu
aliento, tu abrazo
y la calidez de
tu cuerpo.
Eres la pieza
que faltaba en mi vida,
el complemento
de mi corazón,
la razón por la
cual tengo esperanzas
y creo que el
amor siempre nos aguarda.
A veces es
tardío,
pero al final
del camino,
nos espera el
ser que tanto anhelamos,
que nos llena
de amor.
Al final del
camino apareciste TÚ,
cautivando mi alma
y abrigando de calor
toda mi existencia.
domingo, 20 de julio de 2025
Destino
“Destino”
Cuando te conocí por primera vez, tenía tan solo 10 años.
Te vi en el colegio.
Después de ese día, estuve buscándote por todos los salones, pero no te volví a encontrar.
Así que, empecé a soñarte, esperando el día en que te volviera a ver.
Pasaron muchos
años para que nuestros destinos se unieran.
Un día me preguntaste:
—Si pudieras
volver en el tiempo, ¿a qué día irías y por qué?
Respondí sin titubear:
—Iría al día en
que te vi por primera vez. Porque ese día no tuve la oportunidad de decirte, que
me enamoré de ti, que te amé desde ese instante… y que 25 años después, te convertirías
en mi esposa.
Te amo. Mi Algodón de azúcar.
sábado, 12 de julio de 2025
“Tu Voz, Mi Consuelo”
“Tu Voz, Mi Consuelo”
Lloré desconsolado recostado en su pecho, y pude ver cómo
mis lágrimas penetraron su corazón. Me quedé allí, sin decir nada, asombrado
cómo desaparecía la tristeza de mi ser.
Ella recogió mi rostro y de sus labios salieron las palabras
que necesitaba escuchar: "Tranquilo, todo va a estar bien".
No sabes cómo esa sencilla oración pudo cambiar mi día, no
sabes lo importante que es escucharte decirlo.
Nunca dejes de hacerlo.
“Mi Felicidad Eres Tú”
“Mi Felicidad Eres Tú”
Tú me haces sentir lo mejor que la vida me da.
Y yo sé que contigo podré avanzar en el camino del bien.
Ya no hay más la tristeza del mal, pues tu paz abunda en mi ser.
Y sabré cómo es que debo de amar, ya que en ti vive el amor.
Hoy ya sé, ya que contigo aprendí la verdad y el significado de amar.
Soy feliz, y muchas veces más que ayer, y te lo debo a
ti por creer en mí.
“Acércate a mi” Poema y canción
“Acércate a mi”
Acercarte a mí,
y oirás mi corazón latir;
esta noche esta de azul,
y la luna en su mejor Faro,
incita a soñar, invita a amar.
Si un beso yo te doy,
pecado no ha de ser;
culpable es la noche
que incita al amor,
¡me tienta, acércate ya!
Mezcla de ternura y de tormento
es este amor que mi alma siente;
como a nadie, a ti te amaré.
Pues el beso de tu boca
mis labios quemo.
Y al sentir tan feliz embeleso
Con un beso un amor nació.
Acércate a mi…
Canción
“Acércate a mi”
Acercarte a mí, y oirás mi corazón latir, esta noche esta de
azul y la luna en su mejor Faro, que incita a soñar que
invita a amar.
Si un beso yo te doy, pecado no ha de ser, culpable es la
noche que incita amar, me tienta el amor, acércate ya.
Mezcla de ternura y de tormento es este amor, que mi alma
siente
Como a nadie a ti te amare.
Pues el beso de tu boca a mis labios quemo, y al sentir tan
feliz embeleso
Con un beso un amor nació.
Acércate a mi…
viernes, 20 de junio de 2025
Te amo... siempre
Año 2018, unos días de incertidumbres... mi esposa paso por una operación de riesgo. Escribi este texto acompañado de mis miedos.
"Te amo… Siempre."
La frase dice:
"Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde."
Pero en nuestro caso sería:
"Uno sabe lo que tiene, por eso tiene miedo de perderlo."
Estos días vivo con miedo. Cierro los ojos e intento poner mi mente en blanco, alejar los pensamientos oscuros, pero el temor me alcanza. No imagino mi vida sin ti, sin tus manos acariciando mi rostro, sin el aroma de tu piel, sin el suave perfume de tu cabello.
Tengo miedo porque tu sonrisa se apaga poco a poco, porque tus lágrimas humedecen tus pálidas mejillas. Porque me miras buscando esperanza y no sé si puedo dártela.
Tengo miedo de recurrir a la fe cuando hace tiempo dejé de creer. De arrodillarme y pedir clemencia para que te quedes conmigo.
Pero en medio de esta incertidumbre, tocas mi mano con la poca fuerza que te queda y me sonríes. Me miras, me hablas, susurras:
"No tengas miedo, mi amor. Todo va a estar bien."
Y con los ojos llenos de lágrimas, solo puedo repetir lo que mi corazón grita cada día, lo que escuchas de mis labios en cada instante:
"Te amo… Siempre."
SI ME QUEDA UN POCO DE VIDA
"Si me queda un poco de vida"
Amaneciendo el día, las rosas dan su olor,
quiero estar vida en vida, despertando con tu amor.
Si las aves ya no te cantan, te cantará mi corazón.
Te agradezco todo el tiempo y la forma de tu amor.
Si me queda un poco de vida, quiero acabarlo a tu lado,
para que el recuerdo no caiga en el abismo del pasado.
Si me queda un poco de vida, voy a entregarlo todo a ti,
porque eres lo único en mi vida, lo que perdura siempre en
mí.
Mike Durand
jueves, 19 de junio de 2025
Gotas de olvido
Gotas de Olvido
Mi corazón desgarrado y desangrado, desvanece su latido,
apenas lo escucho, mi respiración cortante me lo impide.
Una fría noche de lluvia golpea mi sien, las gotas se hacen
más pesadas, es que mi cuerpo es un desparpajo de dolor.
Apenas puedo levantar la botella de alcohol y trago el
último sorbo, junto con esas gotas cristalinas, que espero me ayuden a
olvidarte.
He intentado de mil formas sacarte de mis pensamientos, Así
que este es mi último intento, mi último aliento.
Ya no escucho mis latidos, ya no siento las gotas de la
lluvia, apenas distingo la botella de alcohol.
Es el fin, ahora sí, podré dejar de amarte.
El Bosque de los Secretos
El Bosque
de los Secretos
Una gélida tarde de invierno, un niño, vencido por el aburrimiento,
decidió visitar a un amigo del colegio. Sin embargo, el camino habitual estaba
bloqueado por manifestaciones, por lo que optó por tomar un atajo a través del
bosque. La luz atenuada del atardecer y los espesos arbustos hacían su avance
cada vez más lento y, sin percatarse, ya se había perdido.
Pronto, la noche cayó sobre él. Solo la pálida luz de la luna lo
acompañaba en su caminar. Preocupado, y con el miedo erizándole la piel, gritó
con todas sus fuerzas: —¡Hola! ¿Alguien puede oírme? ¡Estoy perdido!
Solo el eco de su propia voz le respondió, rebotando entre los
matorrales antes de ser devorado por el silencio. Segundos después, escuchó un
sonido nuevo: el crujido de pisadas sobre las hojas secas. El sonido se hacía
más fuerte, más cercano. De entre las sombras surgió la figura de un hombre que
sostenía una linterna en una mano y una escopeta en la otra.
—¿Qué haces aquí en medio del bosque? —preguntó el hombre, su voz grave
como un trueno lejano. —Estoy perdido —respondió el niño, temblando. —Ya es
tarde. Te llevaré a mi casa para que pases la noche.
El alivio inundó al niño. A pesar de la inquietante escopeta, confió en
la promesa de un refugio y accedió a seguirlo.
A la mañana siguiente, agradecido por la hospitalidad, el niño se
dispuso a marcharse, pero el hombre se lo impidió. —Debes alimentarte bien
antes de partir —argumentó con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
A pesar de la desconfianza que comenzaba a sentir, el niño aceptó.
Mientras el hombre se dirigía a la cocina, la mirada del pequeño se clavó en la
puerta de salida. Sin embargo, un olor nauseabundo que emanaba de la cocina
capturó su atención. La curiosidad fue más fuerte que el miedo y se acercó
sigilosamente.
Lo que vio sobre la mesa de la cocina lo dejó paralizado. Horrorizado,
llevó ambas manos a su boca para ahogar un grito. Retrocedió con lentitud, sin
apartar la vista de aquella imagen atroz, buscando a ciegas la puerta. En su
pánico, tropezó y derribó un jarrón que se hizo añicos contra el suelo con un
estrépito que rompió el silencio.
El hombre se volteó bruscamente y corrió hacia él. El pequeño, en un
estallido de adrenalina, se lanzó hacia la puerta, giró el cerrojo y la abrió
de golpe. La intensa luz del sol lo cegó por un instante, ralentizando su
huida. Justo cuando iba a ser alcanzado, sintió una mano fuerte sujetando su
brazo, pero la misma luz que lo cegó a él, deslumbró también al hombre,
haciéndolo tropezar y soltarlo.
El niño corrió sin mirar atrás, sin rumbo, impulsado solo por el terror.
La espantosa visión de la cocina permanecía grabada a fuego en su mente. De
pronto, chocó contra algo sólido y cayó al suelo. Al levantar la mirada, vio a
un policía. Sin darse cuenta, había llegado a la carretera.
—¡Señor policía, ayúdeme! —gritó entre lágrimas—. Acabo de escapar de la
casa de un hombre en el bosque. ¡He visto algo horrible en su cocina!
—¿Qué? —respondió el oficial, sorprendido. De inmediato, sacó su radio—.
A todas las unidades, solicito apoyo en la carretera 15, kilómetro 22. Posible
secuestro. —Miró al niño fijamente—. ¿Recuerdas cómo era ese señor? —Alto, de
cabellos blancos y largos... no recuerdo más.
El oficial volvió a la radio, su voz ahora tensa: —¡Atención a todas las
unidades, código rojo! Posible sospechoso en búsqueda. La descripción coincide
parcialmente con la de "Goper", involucrado en la desaparición de
cinco niños.
Se arrodilló frente al pequeño. —Escúchame, quédate en la patrulla. Los
refuerzos vienen en camino e iremos a investigar esa casa. Dale el nombre de
tus padres al oficial que está llegando para que vengan por ti. Tranquilo, ya
estás a salvo.
El niño asintió con la cabeza. Por fin se sentía seguro, en libertad.
Pero sabía que las imágenes de aquella casa, en el corazón del bosque de los
secretos, difícilmente podrían borrarse de su memoria.
Mike Durand
Mike Durand