Fui al encuentro de ella, su carta decía: a las 8pm en el parque Central, sentada en una de las bancas, con elegancia y belleza esperaba mi presencia, tan radiante ser y angelical rostro que cautivaban mis sentidos, dominaba mis pasos y sin control de mi, toda mi anatomía se encontraba delante de ella, sonrió al verme con la dulzura celestial del cielo, tomó mi mano y la suavidad de su piel dominó sobrenatural mas aún mis sentidos, ¿Donde me encuentro? ¿Esto es el cielo? ¿Acaso es un ángel quien ha tomado mi mano y guía mi camino? Si dejarme llevar por ti es la plenitud de todas las sensaciones, entonces soy de ti tú plebeyo, tu esclavo a la pasión que predominas, cierro los ojos y estoy envuelto en tu cuerpo, arrojado a la suavidad de tus caricias, a la autoridad de tus mandatos, a disposición de cada palabra que sale de tus rojos y suaves labios, el fuego que emerge de tus entrañas quema por completo mi cuerpo deshaciendo todo de mi, para que después a tu antojo lo renazcas y juegues nuevamente con el.
Esto ya no es el cielo, ya no eres el ángel que creía, haces de mi tu placer, el consuelo a tu ansiedad lujuriosa y carnal, te sirvo superficialmente y no ves mis sentimientos que desde mi corazón te gritan, te imploran reciproco amor, pero tu ciegues materialista abarca todo tu ser y te es difícil abrir tu corazón y dejar que el amor que te propago ingrese en el.
Mike Durand.
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