El caminar danzante hace elogios de las virtudes emanadas por el tiempo

Tierno momento, es el blog donde plasmo todo lo que siento, las fantasías, lo irreal, lo romántico, el AMOR, los nostálgico, la aventura, el suspenso, el reclamo, el enojo.
Cuando escribo me inspiro en las experiencias de mi vida, en el amor que he conocido, las tristezas que he vivido, en las personas que he amado, en las que amo ahora, realizo una mezcla entre el pasado el presente y el futuro.
Gracias "Dos Corazones un solo Sentir"

Mike Durand

domingo, 31 de enero de 2010

A MI MADRE

Sonó el despertador, son las 6:30 de la mañana, me levanto y realizo la rutina de todos los días antes de ir al trabajo.
Mi café bien cargado para mantenerme despierto, al momento de echar el café al agua me vino el recuerdo de mi Madre, todas las veces que me decía: “el café te hace daño, te echas mucho, tienes que aprender a controlarte”. Tenía 22 años, joven, acelerado en la vida, cada fin de semana era pura diversión, los amigos, mi mundo lleno de luces, de música, de desenfreno.
Me sentía el más importante de todos, desde que empecé a ganar dinero en mi primer trabajo mis actitudes cambiaron, de lo humilde y bondadoso me convertí en soberbio y arrogante, este comportamiento lo llevaba por todas partes y le hacía sentir muy mal a mi Madre, aunque ella siempre me aconsejaba, me hablaba con mucha ternura , yo no le hacía caso, me metí en muchos problemas con la policía por andar ebrio en las calles haciendo escándalo, rompiendo las lunas de los carros de mis vecinos, me ganaba golpes, trompadas de ellos y claro que merecía eso y mucho más. Se preguntarán quien era la única persona que salía a defenderme, que tenía que arreglar con la policía para que me dejaran ir, que a cada madrugada se mantenía en pie, esperando mi regreso a casa, quien mas puede ser, MI MADRE, ella hacía todo para que yo salga de este mundo tan trivial, lo posible para convencerme de que lo que estaba haciendo era incorrecto, desde que mi padre falleció de un infarto al corazón cuando tenía 15 años, ella no bajó los brazos, siempre ha estado a mi lado.
Hoy en día, a mis 30 años sueño con ella todas las noches, veo su rostro mirándome tiernamente, acaricia mis cabellos, me da un beso en la frente y con su voz tan dulce me dice TE QUIERO. Me abriga en sus brazos, soy su pequeño hijo de 10 años, al costado mi Padre sonriendo, los tres corriendo en el campo con mucho embeleso, felices al lado de la naturaleza, las hojas amarillas de los arboles que con el soplo del viento caían encima de nosotros al compás de la música que bailábamos, ellos me tienen en sus brazos, me siento seguro, es mi refugio, allí nada ni nadie puede lastimarme…
Pero el ambiente se vuelve oscuro y frio, escucho palpitar tan lento el corazón de mi Padre, lo veo echado en una cama con todas esas maquinas y cosas raras de un hospital, al costado mi Madre llorando tomando la mano de mi Padre, los latidos cada vez son más lentos hasta que dejan de escucharse.
Empieza a llover, me veo en la carretera con el auto que actualmente conduzco, a mi lado mi Madre, con esa dulce mirada, hablándome tiernamente, acariciando mi cabello. Pero yo la estoy rechazando, le estoy gritando, pidiéndole que deje de tratarme como un niño, ya tengo 22 años y puedo solucionar solo mis problemas, Mamá ya deja de molestarme. Tragué todas mis palabras, se me hizo un nudo en la garganta cuando vi a mi Madre derramar sus lagrimas, agaché la mirada, quería decirle que lo siento, que la quiero y que agradezco todo lo que hace por mí, pero el impacto y la fuerza descomunal con que me embistió el auto que cruzaba la avenida me dejo en silencio... y todo se nublo.
Me encontré parado en la carretera, al frente mi Madre con la mirada sublime directo a mis ojos, el auto destrozado por la parte donde ella viajaba, dentro esta el cuerpo de mi Madre ensangrentado, no entendía lo que pasaba, si mi Mamá está en el auto ¿quién es la persona que está al frente mío?, la mire intrigado, se acercó, no sentí miedo, al contrario inspiraba mucha tranquilidad sentirla cerca, acarició mi cabello y besó mi frente de la misma forma como mi Mamá lo hace. En ese momento entendí que el espíritu de ella es la que empezó a hablarme:
-Mi niño, todo está bien, voy al encuentro con tu Padre, nunca vas a estar solo, estaré allí siempre para ti cuando más lo necesites, sé, que sabrás hacer lo correcto, acuérdate siempre de nosotros…
-Pero Mamá, yo, lo siento, tengo mucho que decirte, pedirte perdón por mis faltas, por favor no te vayas, no me dejes.
-Ya es hora mi niño, no te preocupes, te amo mucho, en el momento en que te quedaste en silencio después que me gritaste supe que te habías arrepentido de todo y que pedías perdón por lo que hiciste, escuché tu corazón él me hablaba y me quede muy tranquila al saber que eran los mismos latidos que el de tu padre, tan alegre, tan feliz, dispuesto a cambiar para ser un hombre de bien como lo fue él. Te perdono, ya no estés triste.
Adiós mi niño, solo no olvides que:
“El café te hace daño, te echas mucho, tienes que aprender a controlarte”.
-Entre mis lagrimas sonreí y vi como el espíritu de ella se alejaba poco a poco de mi, apenas podía escuchar las palabras que me decía: “Despierta mi niño…, despierta ya.”

Me encuentro en casa, con la soledad que cubre todo mi cuerpo, mis manos sostienen la taza con el café cargado, hoy no lo voy a tomar pues he decidido no ir al trabajo, me siento en el sofá de mi sala contemplando la foto de mi Familia cuando tenía 10 años, los felices que éramos, los felices que ahora estaríamos si los tuviera a mi lado. Si tendría la oportunidad de volver al pasado, haría caso de todo lo que mi Madre me decía, hoy en día me arrepiento enormemente de haberme comportado tan mal en mi juventud, de ser el culpable y el causante de que mi Madre ya no esté a mi Lado.



Fin.

Mike Durand 25/12/2009

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