El caminar danzante hace elogios de las virtudes emanadas por el tiempo

Tierno momento, es el blog donde plasmo todo lo que siento, las fantasías, lo irreal, lo romántico, el AMOR, los nostálgico, la aventura, el suspenso, el reclamo, el enojo.
Cuando escribo me inspiro en las experiencias de mi vida, en el amor que he conocido, las tristezas que he vivido, en las personas que he amado, en las que amo ahora, realizo una mezcla entre el pasado el presente y el futuro.
Gracias "Dos Corazones un solo Sentir"

Mike Durand

domingo, 31 de enero de 2010

UNA MUESTRA DE AMOR

Carlos no dejaba de mirar a través de la ventana, aún tenía esperanza de conseguir el dinero suficiente y comprar aquellas zapatillas que tanto le gustaban, aunque el trabajo de cargar sacos de papas no le rendía lo suficiente, decidió esforzarse más para conseguir lo que tanto deseaba.
Dentro de la tienda Carlos miraba con mucha nostalgia a los niños que sonreían, felices al lado de sus padres, ellos recibían todo, sus papás le compraban lo que ellos querían… Carlos no tenía a sus Padres, los perdió a los 6 años y estos 2 años que han pasado vive con su tío Efraín, el es bueno, algo renegón pero quiere mucho a Carlos, el trabaja como verdulero, pero el negocio no va bien, es por eso que Carlos tiene que trabajar y ayudar a su tío para poder comer. Carlos deseoso de tener esas zapatillas empezó a ahorrar de cada saco extra que cargaba en el mercado.
En las noches le era difícil dormir, las pesadillas que tenia le hacen recordar la tarde en que sus Padres murieron, se cruzo un camión y embistió al carro donde ellos viajaban, todo pasó tan rápido, Carlos apenas pudo salir del carro casi destrozado, la imagen de sus padres muertos inmediatamente lo despertaban de esa pesadilla.
Pasaron aproximadamente 2 meses, Carlos ya había juntado el dinero para comprar las zapatillas, 175 soles con 30 céntimos, repetía una y otra vez para que no olvide el monto que había contado, el estaba feliz, de camino a su casa vio salir a un señor vestido de blanco con un maletín negro en la mano, algo preocupado por las expresiones en su rostro, Carlos podía sentir que algo malo estaba pasando.
-Señor, señor, señor, ¿Qué sucede?....
-Ah, Hola Carlos, tengo que hablar contigo, escúchame, tu Tío Efraín está muy enfermo.
-Enfermo dice, pero si el solo tiene toz y está tomando una pastillas para que se le pase.
-Carlos tu Tío a estado ocultando su enfermedad y ahora se le ha complicado, él necesita de unos medicamentos para que este mejor de lo contrario él, este mmm no va resistir mas, me entiendes verdad.
Le he dicho a tu tío que compre esos medicamentos, pero al momento de entregarle la receta él no ha querido aceptarlo, no quiere las medicinas.
-Señor, ¿cuánto cuesta esas medicinas?
-están caras, por lo menos serán 170 soles, pero si toma esa medicina va estar mejor, convéncele a tu tío que las compre.
-170 soles, Carlos se quedo pensando, miró hacia atrás a lo lejos veía la tienda donde estaba las zapatillas que tanto deseaba, regresó la mirada a la puerta de su casa, rápidamente las imágenes del accidente de sus Padres le vino a la mente, sollozó, sus ojos se llenaron de lagrimas…
-Señor, lo único que tengo en este mundo es a mi Tío, él es mi única familia y no lo quiero perder, por favor acompáñeme a buscar las medicinas, yo las voy a comprar.
-tienes un buen corazón hijo, vamos te acompaño.
Carlos regresó a su casa con los medicamentos para su tío, lo encontró echado en cama, se le veía sudoroso y tosiendo fuertemente.
-hola tío, he traído tus medicinas.
-Carlos acércate, hijo, porque has gastado tu dinero en mí, no vale la pena.
-porque dices eso tío, tu eres la única familia que tengo y no quiero perderte.
-sabes, cuando tus Padres se fueron, empecé a verte como el hijo que nunca tuve y decidí en convertirte en un hombre de bien, darte todo lo que necesitaras, pero el dinero no me alcanza, hijo lo siento de verdad, el dinero que has utilizado son tus ahorros que con tu esfuerzo has conseguido, no es justo que hagas esto por mí.
-Tío, se que también harías lo mismo por mí, por favor, no importa ya, eres lo más importante ahora, el resto puede esperar, yo puedo esperar, ya no estés triste, vas a estar bien.
-Carlos sin duda tienes un gran corazón, vas a ser un gran hombre en la vida, gracias Hijo.
-Tomate tus medicinas y descansa tío…
Carlos acarició el cabello de su tío, secó el sudor de su rostro, acomodó la almohada, se echó al lado de él y se quedó dormido.
Al día siguiente despertó apresurado, Efraín no estaba a su lado, miró por toda la casa, no había señales de él. Preocupado se sentó en la mesa, al frente de él había un paquete envuelto en papel periódico con una tarjeta, encima escrito su nombre, a la espalda un mensaje que decía: “Para mi querido sobrino, que dejó de lado lo que quería, para regalarme la oportunidad de seguir viviendo. Este presente lo conseguí ahorrando para ti, no quería comprarme las medicinas, lo único que quería era tu felicidad”.
Carlos desenvolvió el papel y en ella estaba las zapatillas que él deseaba, sonrió, sus ojos brillaron de emoción y empezó a llorar, aún no salía del asombro. Se escucho el sonido de la puerta que se abría, era su tío Efraín entrando a la casa con el desayuno en la mano, Carlos al verlo, se lanzó hacia él abrazándolo fuertemente mojando su camisa con su cara empapada en llanto.
-Gracias Tío, te quiero mucho.
-No Carlitos, gracias a ti, por tener un gran corazón.


FIN…



Mike Durand
23/12/2009

A MI MADRE

Sonó el despertador, son las 6:30 de la mañana, me levanto y realizo la rutina de todos los días antes de ir al trabajo.
Mi café bien cargado para mantenerme despierto, al momento de echar el café al agua me vino el recuerdo de mi Madre, todas las veces que me decía: “el café te hace daño, te echas mucho, tienes que aprender a controlarte”. Tenía 22 años, joven, acelerado en la vida, cada fin de semana era pura diversión, los amigos, mi mundo lleno de luces, de música, de desenfreno.
Me sentía el más importante de todos, desde que empecé a ganar dinero en mi primer trabajo mis actitudes cambiaron, de lo humilde y bondadoso me convertí en soberbio y arrogante, este comportamiento lo llevaba por todas partes y le hacía sentir muy mal a mi Madre, aunque ella siempre me aconsejaba, me hablaba con mucha ternura , yo no le hacía caso, me metí en muchos problemas con la policía por andar ebrio en las calles haciendo escándalo, rompiendo las lunas de los carros de mis vecinos, me ganaba golpes, trompadas de ellos y claro que merecía eso y mucho más. Se preguntarán quien era la única persona que salía a defenderme, que tenía que arreglar con la policía para que me dejaran ir, que a cada madrugada se mantenía en pie, esperando mi regreso a casa, quien mas puede ser, MI MADRE, ella hacía todo para que yo salga de este mundo tan trivial, lo posible para convencerme de que lo que estaba haciendo era incorrecto, desde que mi padre falleció de un infarto al corazón cuando tenía 15 años, ella no bajó los brazos, siempre ha estado a mi lado.
Hoy en día, a mis 30 años sueño con ella todas las noches, veo su rostro mirándome tiernamente, acaricia mis cabellos, me da un beso en la frente y con su voz tan dulce me dice TE QUIERO. Me abriga en sus brazos, soy su pequeño hijo de 10 años, al costado mi Padre sonriendo, los tres corriendo en el campo con mucho embeleso, felices al lado de la naturaleza, las hojas amarillas de los arboles que con el soplo del viento caían encima de nosotros al compás de la música que bailábamos, ellos me tienen en sus brazos, me siento seguro, es mi refugio, allí nada ni nadie puede lastimarme…
Pero el ambiente se vuelve oscuro y frio, escucho palpitar tan lento el corazón de mi Padre, lo veo echado en una cama con todas esas maquinas y cosas raras de un hospital, al costado mi Madre llorando tomando la mano de mi Padre, los latidos cada vez son más lentos hasta que dejan de escucharse.
Empieza a llover, me veo en la carretera con el auto que actualmente conduzco, a mi lado mi Madre, con esa dulce mirada, hablándome tiernamente, acariciando mi cabello. Pero yo la estoy rechazando, le estoy gritando, pidiéndole que deje de tratarme como un niño, ya tengo 22 años y puedo solucionar solo mis problemas, Mamá ya deja de molestarme. Tragué todas mis palabras, se me hizo un nudo en la garganta cuando vi a mi Madre derramar sus lagrimas, agaché la mirada, quería decirle que lo siento, que la quiero y que agradezco todo lo que hace por mí, pero el impacto y la fuerza descomunal con que me embistió el auto que cruzaba la avenida me dejo en silencio... y todo se nublo.
Me encontré parado en la carretera, al frente mi Madre con la mirada sublime directo a mis ojos, el auto destrozado por la parte donde ella viajaba, dentro esta el cuerpo de mi Madre ensangrentado, no entendía lo que pasaba, si mi Mamá está en el auto ¿quién es la persona que está al frente mío?, la mire intrigado, se acercó, no sentí miedo, al contrario inspiraba mucha tranquilidad sentirla cerca, acarició mi cabello y besó mi frente de la misma forma como mi Mamá lo hace. En ese momento entendí que el espíritu de ella es la que empezó a hablarme:
-Mi niño, todo está bien, voy al encuentro con tu Padre, nunca vas a estar solo, estaré allí siempre para ti cuando más lo necesites, sé, que sabrás hacer lo correcto, acuérdate siempre de nosotros…
-Pero Mamá, yo, lo siento, tengo mucho que decirte, pedirte perdón por mis faltas, por favor no te vayas, no me dejes.
-Ya es hora mi niño, no te preocupes, te amo mucho, en el momento en que te quedaste en silencio después que me gritaste supe que te habías arrepentido de todo y que pedías perdón por lo que hiciste, escuché tu corazón él me hablaba y me quede muy tranquila al saber que eran los mismos latidos que el de tu padre, tan alegre, tan feliz, dispuesto a cambiar para ser un hombre de bien como lo fue él. Te perdono, ya no estés triste.
Adiós mi niño, solo no olvides que:
“El café te hace daño, te echas mucho, tienes que aprender a controlarte”.
-Entre mis lagrimas sonreí y vi como el espíritu de ella se alejaba poco a poco de mi, apenas podía escuchar las palabras que me decía: “Despierta mi niño…, despierta ya.”

Me encuentro en casa, con la soledad que cubre todo mi cuerpo, mis manos sostienen la taza con el café cargado, hoy no lo voy a tomar pues he decidido no ir al trabajo, me siento en el sofá de mi sala contemplando la foto de mi Familia cuando tenía 10 años, los felices que éramos, los felices que ahora estaríamos si los tuviera a mi lado. Si tendría la oportunidad de volver al pasado, haría caso de todo lo que mi Madre me decía, hoy en día me arrepiento enormemente de haberme comportado tan mal en mi juventud, de ser el culpable y el causante de que mi Madre ya no esté a mi Lado.



Fin.

Mike Durand 25/12/2009