Tierno momento, es el blog donde plasmo todo lo que siento, las fantasías, lo irreal, lo romántico, el AMOR, los nostálgico, la aventura, el suspenso, el reclamo, el enojo. Cuando escribo me inspiro en las experiencias de mi vida, en el amor que he conocido, las tristezas que he vivido, en las personas que he amado, en las que amo ahora, realizo una mezcla entre el pasado el presente y el futuro.

domingo, 8 de junio de 2025

¿Qué Hay en mi Ropero? - Parte 4: La Ayuda Inesperada (Final)

 


¿Qué Hay en mi Ropero? - Parte 4: La Ayuda Inesperada

Edward quería mucho rescatar a sus papás, así que volvió corriendo a su cuarto. Abrió el ropero y la luz azul brillaba con más fuerza, ¡como si lo llamara! Sin dudar, entró al portal.

Llegó al mundo oscuro de Luminén, un lugar lleno de sombras largas y mucho silencio. En el medio de una plaza fea, vio la jaula dorada donde Luminén había puesto a sus papás la primera vez. ¡Sus papás se veían chiquitos y débiles, rodeados por una luz verde suave que los tenía dormidos!

Arriba de una torre hecha de huesos, Luminén lo miraba con una sonrisa mala. "Viniste, Edward. Sabía que querías mucho a tus papás."

"¡Suéltalos, Luminén!", gritó Edward. Su voz temblaba de rabia y miedo.

Luminén se rió muy fuerte. "Solo si eres fuerte de verdad. Este mundo funciona con la imaginación, Edward. ¿Sabes lo fuerte que puede ser?"

En ese momento, alguien habló detrás de Edward. "¡Yo sí lo sé!"

Edward se volteó muy rápido. ¡Era Efraín! Tenía los ojos muy abiertos, mirando ese lugar extraño con sorpresa y un poquito de miedo.

"¿Efraín? ¿Cómo... cómo llegaste aquí?", preguntó Edward, sin entender nada.

Efraín tragó saliba. "Después de que saliste corriendo de la escuela... no sé, sentí curiosidad. Tu cara... no era de miedo. Era... importante. Seguí el polvo brillante... y luego... ¡puf! Aquí estoy."

Luminén los miró como si fueran bichos raros. "¿Un niño normal? ¿Para qué sirve?"

"¡Tal vez para más de lo que piensas!", contestó Efraín con una valentía que sorprendió a Edward. "Siempre creí que tus historias eran solo cuentos, Edward. Pero esto... esto es de verdad. Y si es lo único que tenemos para salvar a tus papás, ¡te ayudo!"

Edward sintió mucho agradecimiento y sorpresa. Que Efraín lo entendiera y quisiera ayudar era algo que no esperaba. ¡Era un amigo de verdad!

"Luminén", dijo Edward con más fuerza. "No solo yo uso la imaginación. ¡Los dos te vamos a mostrar lo fuerte que es!"

Luminén sonrió con burla. "Bueno, a ver qué hacen. ¡Sorpréndanme!"

Edward y Efraín se miraron. Sabían que no podían pelear con Luminén a la fuerza en su mundo. Tenían que usar su cabeza y, sobre todo, ¡su imaginación!

"Efraín", dijo Edward rápido. "¿Te acuerdas de los cuentos que contaba en el salón? Los dragones, los caballeros, los hechizos..."

Los ojos de Efraín brillaron. "¡Sí! Los dragones que echaban fuego azul... los escudos que no se veían..." - yo fingía que no te escuchaba, pero en realidad siempre prestaba atención a tus historias. 

"¡Podemos crearlos aquí!", dijo Edward. "Aquí, la imaginación manda."

Juntos, empezaron a imaginar con todas sus fuerzas. Pensaron en dragones grandes volando por el cielo oscuro, con sus escamas brillando como fuego azul. Imaginaron escudos de energía que los protegían de los ataques de Luminén. Crearon armas de luz y pensaron en cosas que no eran reales para confundir a su enemigo.

Luminén estaba muy sorprendido por lo fuerte que era su imaginación junta. Sus monstruos, que antes eran muy grandes, ahora temblaban delante de los animales fantásticos que Edward y Efraín creaban con sus mentes.

Mientras peleaban con la imaginación, Edward y Efraín caminaron hacia la jaula donde sus papás seguían dormidos. Luminén trató de detenerlos con rayos de energía oscura, ¡pero los escudos imaginarios de Efraín los protegieron!

Al final, Edward llegó a la jaula. Pensando en todo su amor por sus papás y en que los quería de vuelta, ¡imaginó que los barrotes de oro se derretían y que la puerta se abría! Con un clic suave, la puerta se abrió.

Una luz cálida rodeó a sus papás, y poco a poco se despertaron. Al principio estaban confundidos, pero cuando vieron a Edward, ¡sus ojos se llenaron de alegría!

Luminén miraba todo con rabia y sorpresa. "¡Esto no puede ser! ¡El poder de un niño y su amigo!"

"La imaginación no es cualquier cosa, Luminén", dijo Edward con voz fuerte, agarrando la mano de su mamá. "Es lo que crea mundos, lo que nos da esperanza y lo que nos une a los que queremos."

Viendo que su poder se hacía más débil por la imaginación y el amor de la familia, Luminén retrocedió derrotado, como si se estuviera desarmando. El mundo oscuro empezó a desaparecer, y poco a poco volvió la luz normal del cuarto de Edward.

Edward, Efraín y sus papás estaban de nuevo en el cuarto. La puerta del ropero solo estaba un poquito abierta.

Efraín miró a Edward con mucho respeto. "¡Wow! Nunca pensé que la imaginación podía ser tan... de verdad."

Los papás de Edward, aunque no entendían muy bien qué había pasado, abrazaron a su hijo muy fuerte, ¡felices de que estuvieran a salvo!

Desde ese día, Efraín y Edward se hicieron los mejores amigos. Efraín aprendió que la imaginación no era solo para jugar, sino que podía ser fuerte para enfrentar lo malo y crear cosas buenas. Y Edward supo que hasta el amigo que menos esperaba podía ser el mejor compañero para cuidar a quienes más amas.


FIN.

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