¿Qué Hay en mi Ropero? - Parte
2: La Batalla en el Santuario (Cuento infantil)
Cuando Edward subió al auto,
sentía la emoción de su pelea imaginaria corriendo por todo su cuerpo. Al
llegar a casa, le contó a su mamá sobre el gigante Luminén y el choque de sus
espadas brillantes. Sus ojos brillaban de la emoción. Su mamá sonrió, pero le
recordó que todo había pasado en su imaginación.
Al subir a su cuarto, Edward
sintió que su ropero lo llamaba. Cuando abrió la puerta, una luz azul suave
venía de adentro. Por un momento, le pareció escuchar un eco muy lejano, como
la voz de alguien muy grande. Era como si su mente hubiera dejado una puerta
abierta a ese mundo de fantasía.
Esa noche, mientras dormía,
Edward tuvo un sueño muy real. Estaba de nuevo en su cuarto, pero todo era
diferente. Los muebles parecían enormes y un poco amenazantes. Las sombras
bailaban en las paredes, y Edward sentía mucha curiosidad por lo que iba a pasar.
¡Y ahí estaba Luminén! Lo miraba con respeto, pero también como si lo estuviera
desafiando.
"Edward, tú eres el defensor
de este lugar que llamas Habitación", dijo la voz de Luminén en su mente.
"Fuiste valiente en nuestra primera pelea. Ahora, vamos a probar qué tan
fuerte eres en tu propio mundo."
Cuando Edward se despertó, sintió
que el sueño era como una advertencia. Se acercó a su ropero, y la luz azul
suave seguía ahí, ¡pero brillaba más fuerte! Con un poco de nervios, pero mucha
curiosidad, abrió la puerta y volvió a su cuarto imaginario.
¡Su cuarto era ahora un campo de
batalla! Sus juguetes se habían convertido en bloques altos y murallas fuertes.
Las sábanas de su cama ondeaban como banderas de guerra. Y en el medio de todo,
esperando, estaba Luminén con una lanza que brillaba con una luz fría y un poco
mala.
"Aquí, en tu lugar seguro,
vamos a ver de qué estás hecho", dijo Luminén, y su voz sonaba muy fuerte.
Edward sintió que tenía que
defender su propio espacio. Su imaginación se encendió con mucha fuerza.
¡Imaginó una armadura hecha con las hojas de sus cuentos favoritos! Era tan
fuerte que nada podía romperla. Él la llamó su ESCUDO PROTECTOR. Y en sus manos
apareció una espada de luz pura, hecha con todo el amor de su familia y el
calor de su hogar.
La batalla empezó en el cuarto de
Edward. Luminén atacó, y su lanza dejaba líneas de luz de colores en el aire.
Edward se movía muy rápido, usando sus juguetes para esconderse y lanzándose
contra Luminén con su espada brillante. ¡Choc! ¡Clash! El ruido de sus armas
llenaba el cuarto con luces y ecos imaginarios.
Esta vez, Edward conocía muy bien
su cuarto. Se escondió en las esquinas oscuras para sorprender a Luminén.
Convirtió su cama en una plataforma alta para ver mejor y atacó usando todo lo
que había en su cuarto de formas muy creativas.
Luminén estaba sorprendido de que
Edward conociera tan bien el campo de batalla. Luchaba con mucha fuerza, pero
la conexión de Edward con su cuarto, lo mucho que quería a su hogar y lo fuerte
que eran sus recuerdos le daban una ventaja secreta.
Al final, con mucha
concentración, Edward logró quitarle la lanza a Luminén y lo atrapó. ¡Pero no
con fuerza bruta! Lo inmovilizó con una red hecha de luz imaginaria que salió
de sus propios dibujos pegados en la pared.
Luminén miró a Edward. En su cara
se veía sorpresa y respeto. "Este es tu lugar seguro, Edward. Estar aquí
te hace más fuerte de lo que crees."
Edward sintió que había protegido
algo muy importante. Había defendido su mundo, su lugar feliz.
Cuando volvió al mundo real, la
luz azul del ropero desapareció. Su cuarto parecía normal, pero para Edward,
ahora era también el lugar donde había sido muy valiente.
Al día siguiente, Efraín intentó
otra vez hacerlo dudar sobre su ropero. Edward solo sonrió, mirando su cuarto
con ojos nuevos. "Mi cuarto es mucho más interesante de lo que te
imaginas, Efraín."
Continuara...
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