Tierno momento, es el blog donde plasmo todo lo que siento, las fantasías, lo irreal, lo romántico, el AMOR, los nostálgico, la aventura, el suspenso, el reclamo, el enojo. Cuando escribo me inspiro en las experiencias de mi vida, en el amor que he conocido, las tristezas que he vivido, en las personas que he amado, en las que amo ahora, realizo una mezcla entre el pasado el presente y el futuro.

domingo, 8 de junio de 2025

¿Qué Hay en mi Ropero? - Parte 3: Hasta que la Tarde Llegue (Cuento infantil)


 

¿Qué Hay en mi Ropero? - Parte 3: Hasta que la Tarde Llegue (Cuento infantil)

La noche después de su valiente batalla en el santuario, todo parecía tranquilo. Edward se durmió sintiéndose fuerte y muy unido a su habitación. Pero, en lo más profundo de su mente, el gran monstruo gris, Luminén, ya estaba pensando en su siguiente jugada.

Mientras Edward dormía profundamente en la oscuridad, una sombra salió de su ropero. No era la luz azul suave de antes, sino una oscuridad tan grande que parecía apagar la luz de la luna que entraba por la ventana. De esa oscuridad aparecieron figuras enormes, sombras que Edward solo había visto en sus sueños de batalla, ¡y al frente estaba el temible Luminén!

Esta vez, Luminén no quería pelear con Edward mientras dormía. Su plan era atrapar a lo más importante para él: sus papás. Con mucho cuidado y en silencio, los monstruos se deslizaron hacia el cuarto de al lado, donde los padres de Edward dormían tranquilos.

Un escalofrío frío despertó un poquito a la mamá de Edward, pero antes de que pudiera decir algo, una fuerza invisible la envolvió, haciéndola dormir profundamente otra vez y llevándola, junto con el Papá, ¡al mundo que estaba dentro del ropero!

A la mañana siguiente, Edward se despertó con una sensación rara, como si faltara algo en su casa. Al principio, pensó que sus papás ya se habían ido a trabajar, pero el silencio era diferente, como si todo estuviera cargado de tristeza. Fue a su cuarto y vio que la puerta de sus papás estaba un poquito abierta. Y en el aire, ¡había un rastro de un polvo oscuro y brillante que desaparecía!

Un miedo frío le llegó al corazón. Corrió a su ropero y lo abrió. La luz azul suave parpadeaba muy poquito, no brillaba como la noche anterior. Entonces, recordó algo que había notado antes: ¡el portal parecía abrirse mejor cuando empezaba a oscurecer, cuando el sol ya se iba a dormir! Tendría que esperar.

La rabia y la tristeza se juntaron con la fuerza que tenía Edward en su corazón. Ya no era solo el defensor de su cuarto, sino el protector de su familia. Su imaginación, que antes usaba para defenderse, ahora era su herramienta para rescatarlos. ¡Pero sabía que tenía que tener paciencia hasta que el portal se abriera por completo!

Con la tristeza de que sus papás no estaban, Edward fue a la escuela. En la clase, intentó escuchar a la maestra, pero la imagen de Luminén y la jaula dorada no se iban de su cabeza. Sabía que sus papás estaban en peligro, ¡y esperar hasta la tarde parecía que iba a durar muchísimos años!

En el recreo, Efraín vio que Edward estaba pálido y preocupado. "¿Qué te pasa? ¿Por fin viste algo feo en tu ropero?"

Edward lo miró con una seriedad que Efraín nunca había visto. "Hay cosas mucho más importantes que monstruos en mi ropero, Efraín. Cosas que tú no entenderías."

Cuando sonó la campana que decía que las clases habían terminado, Edward no esperó y salió corriendo de la escuela, ¡con una sola cosa en su cabeza: volver a casa y entrar al portal para rescatar a sus papás!

Efraín lo vio irse tan rápido y se dio cuenta de que la mamá de Edward no había ido a buscarlo. Sintió algo muy extraño. Normalmente, ella siempre estaba ahí. ¿Qué era lo que tanto preocupaba a Edward? La cara seria que tenía y esas palabras misteriosas sobre el ropero hicieron que Efraín sintiera mucha curiosidad. Algo le decía que lo que le pasaba a Edward era más importante de lo que se imaginaba.

 

Continuara...

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