Tierno Momento
Este es mi espacio para la imaginación, Tierno momento de Mike Durand, encontraras cuentos cortos, poemas, cacnciones, Escritos cortos.
lunes, 24 de noviembre de 2025
“Cuando Los Lobos ya no aúllan”
“Te amo Cuánticamente.”
“Te amo Cuánticamente.”
Sé que me amas, lo puedo sentir en cada fibra de mi ser, al igual que yo, en todos los espacios y tiempos, pero nunca nos decidimos a decirlo, y es por eso que nuestros caminos tomaron rumbos distintos.
Te amo en todos los multiversos que existen, y en todos ellos no podemos estar juntos, porque siempre es el mismo resultado: Tú estás casada con el Doctor. Por eso, hoy haré el acto más egoísta, desesperado e iré en contra de las leyes del multiverso.
En este instante, en este universo, estoy interfiriendo contándote lo que siento por ti, y de esa manera, estoy creando una fluctuación, un punto de inflexión que abrirá y creará un nuevo mundo, donde por fin estaremos juntos.
Veo tu rostro y la agonía que he causado, estás tomando una decisión basada en el amor que sientes por mi. Seguirás con el Doctor en este universo, pero con el amor reprimido hacia mí. Yo viajaré al universo que se acaba de crear, y te buscaré.
Soy un egoísta alterando el multiverso, pero por amor soy capaz de hacerlo, rompiendo todas las barreras del tiempo. En todos ellos, estoy solo, amándote en un silencio profundo, que me destruye lentamente, odiando al Doctor, envidiándolo. Él no es quien debería estar a tu lado sosteniendo tu mano. Ese soy yo. Y eso, bien lo sabes.
“El aire tiembla. Se abre el portal.”
Perdona por dejarte así, y por todo lo que tienes que cargar por saber la verdad, pero era necesario este sacrificio, que por muy egoísta que sea, está justificado en el amor que tenemos.
Iré a buscarte, la versión de ti me espera.
Te amo… Siempre.
jueves, 28 de agosto de 2025
”Tus manos crecerán”
“Buscando tu mirada”
“Buscando tu mirada”
El desayuno comienza otra vez con una atmósfera helada, por
más que la taza de café esté humeante. Ese calor no es suficiente para que,
esta vez, llegues a mirarme.
Te alcanzo el azúcar, con la intención de endulzar tu corazón.
Hoy, también lo tienes endurecido.
Rozo tu mano esperando que sostengas las mías, pero las
apartas abruptamente para coger la mantequilla.
No hago más que agachar la mirada.
Después, me levanto de la mesa, esperando que tus ojos
busquen los míos.
—Ya me tengo que ir —te digo, con una esperanza más de
encontrar tu mirada.
Respondes con las mismas palabras que ayer, las cuales se
han vuelto un eco doloroso en mi cabeza.
—Que te vaya bien... Hoy tampoco estaré en casa.
miércoles, 27 de agosto de 2025
36
lunes, 25 de agosto de 2025
“Justicia para Amarís”
viernes, 22 de agosto de 2025
“Nunca me sueltes”
“El destino tenía tu nombre”
jueves, 21 de agosto de 2025
"Solo quería que me amara"
lunes, 18 de agosto de 2025
Meteoro
“Meteoro”
A los 7 años descubrí el mundo en
el que vivía, no de una forma alegre, si no de una, que al recordarla me llena
de una pena profunda y me persigue desde entonces.
Conocí a mis padres y a mis dos
hermanos a esa edad, yo era el del medio.
Tenía un Pollito de mascota, que
por una mala fortuna fue devorado por un gato callejero que se metió por la
ventana rota de la cocina.
Grité fuerte para asustar al
gato, golpeé con todas mis fuerzas la puerta, pero al malévolo no le importó,
él quería a mi pollito. A través de la ranura vi como corría mi pequeño amigo
aleteando sus diminutas alas y llorando del susto, eso es lo que interprete al
escuchar sus “píos, píos temerosos”. Un silencio abrupto invadió la cocina, Él
gato lo había capturado, sujetándolo del cuello y arrastrándolo a un rincón
oscuro. Solo podía ver la cola del felino moviéndolo de un lado para otro y
escuché en el más cruel de los silencios, el crujir de los huesitos de mi
pequeño pollito.
No pude salvarlo, ya que la
puerta estaba trancada con un cerrojo qué no llegaba a alcanzar. En mi
desesperación mi mente se nublo por completo, no pensé siquiera en buscar
alguna silla para poder llegar a abrirla. Entre los golpes desesperados y mi
corazón en hilo, ya sin fuerzas para gritar, susurré su nombre: “Meteoro”.
Lo siento amigo… lo siento.
Me dolió tanto perderlo, lloré
todo el día. Esa tarde la puerta estaba cerrada, mi mamá me dejó solo en casa y
mis hermanos salieron con mi papá para su cita médica.
Cuando mis padres regresaron a casa,
la escena en la cocina era un desorden total, las gotas de sangre en el piso
mostraban la crueldad del animal, algunas plumas amarillas quedaron flotando en
el aire. El gato había escapado con el resto del cuerpo. No conseguí consuelo
por más intentos amorosos de mis padres.
Al día siguiente mi madre, con la
intención de encontrar alivio a mi pesar, llegó del mercado con un nuevo
pollito…
—Edward, mira, te traje una nueva
mascota. Al ver la sonrisa de mi mamá
buscando en mi mirada alguna muestra de alegría. Grite desconsolado.
—¡Nadie podrá reemplazar a
“Meteoro"! y me encerré en mi cuarto para seguir llorando.

