Tierno momento, es el blog donde plasmo mi imaginación, las fantasías, lo irreal, lo romántico, el AMOR, los nostálgico, la aventura, el suspenso, el reclamo, el enojo. Cuando escribo me inspiro en las experiencias cotidianas, en la reacción de la gente, en una sonrisa, en la naturaleza, o simplemente en dos palabras que puedas decirme.

lunes, 8 de febrero de 2010

EL TIEMPO AVANZA


Canción dedicada a mi HIJO


El Tiempo Avanza

Tú, mi amigo ejemplar,
tú, mi sangre y mi sol,
sueño con verte libre
de tanta adversidad en el mundo.
Corres tan deprisa en la vida,
que me es difícil estar a tu altura;
solo quiero cuidarte y abrazarte,
que confíes: mi tiempo está de tu parte.

El tiempo avanza y con él tus ganas
de saber qué es lo que pasa.
En tu camino está la distancia
entre el bien y la nostalgia.
Aquí estoy, cuidando de tus pasos,
por siempre, seré tu protector.

Eres por quien lucho en la vida,
mi fuerza, el motor de mi alma.
Te veo aún mi pequeño ser,
aquel que aprendió a ponerse en pie.
Recuerdo el llanto en cada amanecer,
me despertabas sin querer.
Ahora todo es tan distinto,
vas creciendo y mi amor está contigo.

El tiempo avanza y con él tus ganas
de saber qué es lo que pasa.
En tu camino está la distancia
entre el bien y la nostalgia.
Aquí estoy, cuidando de tus pasos,
por siempre, seré tu protector.

Contigo aprendo de la vida,
e intento mejorar cada día.



Bruno Jair MI HIJO

sábado, 6 de febrero de 2010

La Última vez

La última vez que la vi.

La última vez que escuché su voz,

La última vez que toqué su rostro besando sus labios.

Jamás podré olvidar aquella sonrisa, aquel susurro sublime que significaba paz y tranquilidad para mi alma.

La última vez que toqué sus manos.

La última vez que pude abrazarla y sentir su calor, a pesar del frio de mi corazón.

Ella le dio vida, me dio un motivo para seguir adelante, la esperanza de volver a amar, la luz para entender que todo es posible cuando alguien te acompaña y cree en tus sueños.


La última vez que vi sus ojos, y aquellas lágrimas que el viento llevaba consigo.

La última vez que tocó mi pecho deseándome ser feliz.

La última vez que me perdonó por las veces que la hice sufrir.

Cómo podría apartarla de mi vida si era parte de la suya.

Cómo podría vivir sin tenerla cerca

Cómo podría dejar de amarla, la última vez, me pidió que dejara de hacerlo.

La última vez… mi pesar fue enorme.

Fue el momento más difícil de mi vida.

Cómo podría perdonarme, si a causa mía, ahora ella está lejos.

Cómo retroceder el tiempo y arreglarlo todo.

Nunca debí pedirle tiempo para pensarlo.

Mi vida estaría completa si no fuera, por la última vez…

esa en la que maté el amor que ella me tenía.

 


miércoles, 3 de febrero de 2010

LAGRIMA DE UN ADIOS

Esto lo escribi recordando las Promesas que muchos de nosotros hacemos cuando tenemos que viajar a otro pais.



Aquella lagrima de un adiós, aquel abrazo fuerte y nuestras miradas en silencio, no te alejes, no te vallas, son mis últimas palabras, mientras que el reloj marca los segundos, el tiempo pasa como si nada, ya no estás aquí, acabas de partir.

Camino sin rumbo evocando tu amor, aun veo tu rostro a cada paso que doy, en las noches te sueño, te siento, me imagino a tu lado sosteniendo tu mano, esta soledad es enorme, te encuentras tan lejos, ya no estas aquí, que hago sin ti.

Le escribo al viento con lagrimas de dolor, mi corazón te esta esperando, para que sanes sus heridas, es tan difícil ponerme en pie, ya no estas a mi lado, tu amor era mi único alimento, esta distancia me mata, ya no estas aquí, muero por ti.

El tiempo pasa como si nada, ya no respondes mis cartas, el viento devuelve mis lágrimas, mi corazón se desangra, mis heridas se agrandan, de ti ya no se nada, ¿donde esta el amor que guardabas?, ya no estas aquí, que a sido de ti.

Has vuelto mi amor, ya no esperaba nada, regresan mis esperanzas, pero ¿donde esta el amor que guardabas?, ¿quien es aquel que ahora sostiene tu mano?, regresaste solo a desgarrar las heridas de mi corazón, ahora estas aquí, pero tan lejos de mi.



Mike Durand.

lunes, 1 de febrero de 2010

La Piedra Triangular




“La Piedra Triangular”

Bruneto era un joven campesino que vivía en la provincia de Pumachaca, en el departamento de Áncash. Su quehacer diario era pastorear ovejas. Todas las mañanas desayunaba avena con papas sancochadas, preparaba su fiambre para el almuerzo y, en compañía de su fiel perro y amigo, Nilton, emprendía el viaje de todos los días para mantener a sus ovejas bien alimentadas.

Durante el camino, en medio del cerro, Bruneto encontró una piedra triangular con la figura de un ojo tallada en ella. La levantó. Le causó mucha impresión, ya que era poco común ver una piedra de ese tipo. Al tenerla en sus manos, el ojo empezó a brillar con una luz intermitente de color verde.

Nilton comenzó a ladrar. Olfateó el peligro y, sintiéndose incómodo, se movía por todos lados trazando un círculo alrededor de su amo. Movía la cabeza de arriba abajo y no dejaba de ladrar. Bruneto, asombrado con aquella piedra, le pidió a Nilton que dejara de hacer ruido; necesitaba concentrarse mientras seguía admirando la piedra y aquella luz extraña que iba en aumento.

Nilton dejó de ladrar, pero no porque Bruneto se lo hubiera pedido, sino porque sintió una presencia entre ellos. El silencio lo abrumó y una ráfaga de viento los empujó hacia las piedras del camino. Justo cuando estaban a punto de caer al precipicio, fueron elevados al pico más alto de las montañas. Con mucho cuidado, el viento los depositó en la cima. Asustado, Bruneto abrazó fuertemente a Nilton y soltó la piedra de sus manos. Los ladridos de Nilton anunciaban la presencia de alguien más, mientras Bruneto miraba por todos lados, preguntándose si había alguien más con ellos.

—¡EXTRAÑO! —se escuchó una voz gruesa.

Un aliento nauseabundo pasó por la nuca de Bruneto. La voz venía de detrás de ellos.

—Hola, extraño. Parece que encontraste algo que me pertenece. No te preocupes, no te voy a lastimar —siguió hablando en tono sarcástico—. ¡Ah, claro! Siempre y cuando no hayas recibido los poderes de la piedra. Si es así, como parece que es, lamentablemente voy a tener que quitártelos desde adentro…

Nilton empezó a ladrar nuevamente. Bruneto miró a los costados y, en segundos, fue sujetado por dos brazos extraños; solo podía notar que tenían escamas como los peces y eran fríos y gruesos. Mientras Nilton no dejaba de ladrar, fue levantado en el aire, formándose a su alrededor una extraña aura de color verde. La voz gruesa le pidió a Bruneto que volteara a verlo. Él, asustado, se quedó quieto, pero los brazos que lo sujetaban hicieron girar su cuerpo.

Bruneto solo pudo distinguir una mano con dedos puntiagudos que se acercaba rápidamente, envuelta en una luz resplandeciente de color verde que finalmente cegó su vista. A lo lejos, apenas escuchaba los ladridos de su fiel amigo. Con el destello, el lugar quedó en silencio.

Después de unos minutos, una neblina tapó el pico de la montaña. Bruneto, con dificultad, pudo abrir los ojos, pero veía borroso. No podía levantarse. Se sobó los párpados para distinguir bien las figuras que veía. Frente a él, tirado en el piso, yacía un extraño ser de color gris con los ojos totalmente abiertos y los cabellos largos y blancos. Vestía una túnica amarilla, parecida a la de un religioso. Tenía uno de sus brazos estirado, con la mano abierta y los dedos puntiagudos. Detrás de Bruneto estaba el otro ser, el de los brazos gruesos y con escamas.

No entendía qué pasaba ni qué o quién había evitado que le quitaran los poderes que la piedra le había dado, aunque él no sentía nada especial ni ningún cambio en su cuerpo. De entre la neblina apareció Nilton con un salto magistral, aterrizando firmemente en el piso. La fuerza de sus patas deslizó la arena, provocando una capa de polvo sobre Bruneto. Con un ladrido, se echó a sus brazos.

—No sé qué ha pasado aquí, Nilton, pero sea lo que sea, estoy muy agradecido de estar vivo. Alejémonos y vayamos a buscar a nuestras ovejas —dijo Bruneto.

Al dar unos pasos, Nilton vio la piedra triangular tirada en el suelo. Esperó a que Bruneto se alejara un poco más y, de sus ojos, lanzó un extraño rayo de color verde que pulverizó la piedra. Al mismo tiempo, los cuerpos de los seres extraños también se pulverizaron. Nilton había adquirido los poderes de la Piedra Triangular. Dio un ladrido enérgico y alcanzó a su fiel amigo.

FIN

 

Hoy es un día EXTRAÑO


"Hoy es un día extraño"

Hoy he decidido decirle lo que siento por ella. Esperé, como todos los días, a la misma hora y en el mismo sitio por donde siempre pasaba. Días atrás, ese lugar era mi refugio; el solo mirarla pasar entusiasmaba mi corazón y me llenaba de una felicidad inmensa. Solo faltaba decírselo.

Estaba nervioso y las manos me sudaban. Repetía una y otra vez las palabras que salían de mi corazón. Ya tenía todo preparado, incluso la flor de color amarillo que a ella le encantaba. Mientras esperaba, veía pasar a los demás compañeros de mi escuela: algunos apurados, otros con los rostros exhaustos, seguro por los exámenes tan complicados que habíamos tenido. Pero ella aún no aparecía. Qué extraño. Tuve una sensación rara, un presentimiento. Hoy es un día extraño.

Aun así, era un día especial. Estaba ansioso y decidido a entregarle todo el amor que llevaba conmigo, pero ella no llegaba. No esperé más y fui a buscarla. Tal vez se quedó en el salón terminando alguna tarea —siempre tan responsable con sus materias— o quizá leyendo alguna revista en la esquina del colegio. En ese puesto donde yo también me acercaba a comprar figuritas, solo con la intención de estar a su lado cada vez que ella estaba allí.

Pero de nuevo sentí esa inquietud, como un presagio maligno, un miedo interno que no me dejaba tranquilo. Hoy es un día muy extraño.

Avancé un par de cuadras y, más adelante, una muchedumbre se aglomeraba, observando con curiosidad. La extraña sensación creció dentro de mí y los latidos de mi corazón se aceleraron más de lo normal. Me acerqué y no pude creer lo que veía.

Era ella. Mi amada, echada en el piso, ensangrentada e inmóvil.

Escuché a la gente comentar: “No vio el auto que la embistió a gran velocidad. Todo por comprar esas figuritas... decían que eran un regalo para un amigo especial”.

Quedé anonadado. Mi corazón dejó de latir con fuerza para quedarse helado. La miré y me arrodillé a su lado, llorando. La tomé entre mis brazos, la abracé contra mi pecho y vi que en sus manos aún sostenía aquellas figuritas que ocasionaron mi desgracia.

Ella sabía de mí. Sabía lo que yo sentía.

Esperé demasiado tiempo para decirle cuánto la amaba. Si tan solo me hubiera decidido un día antes, pude haberle salvado la vida.


EL LIBRO

"El Libro"

La mañana siguiente, cogí el libro que me recomendó, "El gran Gatsby" de F. Scott Fitzgerald. Lo leí atentamente para entender el mensaje que transmitía. Jamás creí que sería el instrumento para decidir mi vida.

Esa noche fui a buscarla. La vi cerca de su ventana arreglándose el cabello, tan bella, tan sublime, tan tierna. El embeleso me capturó y no podía mirar a ningún otro lado.

Decidido a decirle lo que siento, subí por las escaleras que llevaban a su apartamento. Las piernas me temblaban, ensayaba una y otra vez lo que le iba a decir. Llegué a su puerta, estaba entreabierta. Ingresé despacio; el ruido de la madera se distorsionaba con los gemidos, casi susurros, que escuchaba. Un paso que daba, un ruido; un paso más, un gemido. Crucé la sala y llegué a su habitación…

Jamás debí leer aquel libro. Su mensaje no era lo que esperaba. Ella, mi ser sublime, mi musa, todo lo que quería en esta vida, estaba dispuesto a entregarle todo mi amor. Nunca llegué a imaginar que esa noche ella se lo entregaría todo a otro.