Tierno momento, es el blog donde plasmo mi imaginación, las fantasías, lo irreal, lo romántico, el AMOR, los nostálgico, la aventura, el suspenso, el reclamo, el enojo. Cuando escribo me inspiro en las experiencias cotidianas, en la reacción de la gente, en una sonrisa, en la naturaleza, o simplemente en dos palabras que puedas decirme.

lunes, 25 de agosto de 2025

“Justicia para Amarís”

“Justicia para Amarís”

​—Bien, por fin despiertas.
—Ahhh, ¿qué está pasando? ¡Por los mil demonios! ¡Ay, mi cabeza!
—Vamos, Franklin, pensé que eras más resistente. Ese golpe solo te desmayó, no creo que necesites pasar por el quirófano. Eres un hombre grande, tuve que usar dos sogas para poder atarte.
—Pero... ¿qué está pasando? ¿Tú?... Espera, ya te recuerdo. Llegaste a mi tienda buscando trabajo y te dije que no necesitábamos más estibadores.
—Ay, Franklin, Franklin. Vamos, ¿parezco un tipo que necesita cargar costales a cambio de dinero? Quería conocerte, escuché mucho de ti. "El Señor", el gran hombre generoso del pueblo, defensor de los más desprotegidos... la gente de acá te adora. Mira, y se nota, ¡vaya que gran mural de fotos que tenemos aquí! ¿Este es el alcalde? No lo puedo creer. ¿El comisario? Mmm, mira, a este sí lo conozco, prepara un buen pie de manzana. Fue lo que desayuné esta mañana antes de venir para acá. Definitivamente estás en otro nivel.
—¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero? Desátame, déjame ir y puedes llevarte lo que quieras de mi tienda. Allí está la caja fuerte, la combinación es: uno, die-
—Diez, veintitrés, y 1954. Ya, Franklin, claro que lo sé, pero ya te dije, ¿parezco un tipo que necesita dinero? En esa caja fuerte hay algo más valioso para ti... Oh, mira, justo lo tengo en mis manos.
—¿Có-co-mo? ¿Cómo supiste?
—Te refieres a la plataforma secreta detrás del dinero. Un hombre como tú, tan precavido, ¿dónde más podría dejar esto? Te conozco, Franklin, te he investigado por años. Tus viajes a otras ciudades, haciéndote pasar por otra persona, ganándote la confianza de la gente, entrando a sus casas, involucrándote con las familias, ¿un solo objetivo, verdad? Lastimaste a muchos, dejaste un gran vacío en las vidas de esas familias. Algunas no pudieron continuar y, sin poder encontrar justicia, se dejaron llevar por la soledad y terminaron por suicidarse...
—¿Q-qué te pasa, acaso estás llorando?
—Sniff, sniff. Uf... Vi las fotos, Franklin, las vi todas, y la encontré, encontré la de ella. Solo tenía 12 años, Franklin, ¡12 años! ¿Cómo pudiste? También están allí tus amigos, esos que tienes en tu mural.
—No sé de qué estás hablando, te equivocas de sujeto, ¿y no sé por qué me sigues llamando Franklin? Mi nombre es César.
—Sé tu nombre real, te presentaste como Franklin ante mi familia. Mi hermano te aceptó, mi cuñada confió en ti. El gran cazador de talentos, "la llevaremos a la fama, ella tiene potencial", dijiste. Era mi sobrina Amarís, era nuestra luz, la alegría de la casa. Tú y tus poderosos amigos apagaron su brillo. Durante un año la estuvimos buscando, teníamos la esperanza de encontrarla viva, su madre no soportó la noticia y al día siguiente se quitó la vida. Mi hermano intentó mantenerse estable, pero después de despedirse de las dos, él también se fue. Fue muy triste perderlos. Delante de sus tumbas juré hacerles justicia y encontrarte como sea. Al investigarte descubrí casos similares, más niñas desaparecidas, el mismo modus operandi. Viajé a todas esas ciudades donde llegabas con tus sucios amigos. Y en tu última visita cometiste un gran error: en el hotel donde te quedaste dejaste olvidada tu tarjeta, seguro se te cayó: "Multiservicios César". Y aquí estamos.
—Ja, ja, ja. Muchacho estúpido, no sabes con quién te estás metiendo. Tengo al alcalde en mis manos, la policía no podrá encontrar nada porque ellos mismos lo ocultarán. Debiste llevarte el dinero y desaparecer, porque haré de tu vida un infierno, y quién sabe, tal vez te haga lo mismo que le hice a tu sobrina.
—¡Era solo una niña! ¡Maldito infeliz!... Esperaba este momento, cuando te encontrase, me imaginaba destrozarte la cara, investigué miles de torturas para hacerte... Uf, pero juré buscar justicia y no venganza.
—Tú, tu familia y tu indecisión moral se pueden ir a la mier-
¡Pum!
—Sin lisuras, Franklin. ¡diablos!, quisiera golpearte más.
—Esto no me va a detener, saldré libre de esta, soy poderoso.
—Sé de tus contactos e influencias, los investigué. Tienes a las autoridades en esta pequeña caja donde guardas las fotos. ¿Te temen, verdad? Ellos te protegen... pero lo que no sabes es que...
Oh, vaya, ¿escuchas eso? Es el sonido de las sirenas de la policía acercándose.
—Ja, ja, ja, qué ingenuo.
—No, Franklin, no es tu policía. Esta conversación que estamos teniendo está siendo transmitida en vivo, ¿ves este punto rojo en mi pecho? Es una minicámara que llega a la estación policial del condado de Machas, ellos también te buscan. Mientras hablábamos ya tenían lista la orden de jurisdicción para este pueblo. Y no solo eso, envié las fotos y tus anotaciones del dinero que recibías del alcalde y dell comisario por guardar tu silencio. Otras unidades están yendo a arrestarlos.
—¡Maldito! ¡estúpido muchacho!, te mataré, te mataré!
—Estaré afuera y te observaré cómo vas directo a la cárcel. Por fin habrá justicia para mi sobrina, para todas las niñas y familias que destruiste.

Fin.

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